Hoy, 22 de abril se celebra el Día Mundial de la Madre Tierra, con el objetivo de concientizar a la humanidad sobre los problemas de la superpoblación, la contaminación y la importancia en la conservación de la biodiversidad.
En ese sentido, estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), revelan que el 42% de la humanidad depende de la agricultura, la caza, la pesca o la silvicultura para su subsistencia. Es así como la agricultura impulsa la economía de la mayoría de los países en desarrollo, pues la historia ha demostrado que el crecimiento agrícola precede al rápido crecimiento económico y reducción de la pobreza.
Desde inicios del siglo XXI, la sociedad ha cambiado drásticamente en términos alimentarios: el aumento de la población y el cambio climático, sumado a la situación de la pandemia global, han generado nuevos retos para la reactivación económica, la seguridad alimentaria y el mejoramiento de las condiciones nutricionales de las personas. A futuro, se prevén mayores exigencias en la producción, procesamiento y distribución de los alimentos.
La demanda de alimentos y productos agrícolas está sufriendo cambios sin precedentes, haciendo que incremente la demanda de materias primas de alto valor, de productos procesados y de alimentos preparados más elaborados, pero con mayor tecnología y homogeneidad.
Frente a la agroindustria hegemónica, la agroecología busca superar la dependencia de los combustibles fósiles y de tecnologías contrapuestas a la sostenibilidad de los ecosistemas. Uno de sus principales propósitos es fortalecer los sistemas de producción de alimentos que ponen en el centro la agricultura local; para los campesinos supone la posibilidad de acceder a tierra, semillas, agua, créditos y mercados locales.
Esta forma de agricultura avanza fuertemente en América Latina, y en la actualidad se revela como una forma de resistencia frente a un modelo agroindustrial agotado que beneficia a unos pocos y que pone en peligro la vida.
Es importante destacar, que la agricultura familiar campesina representa más de las tres cuartas partes de las unidades de producción en la región, al tiempo que absorbe una porción significativa de la oferta rural de empleo. A nivel mundial, se estima que más de la mitad de los alimentos en el mundo provienen de la pequeña agricultura, de pequeñas fincas, especialmente a cargo de mujeres. En América Latina, 8 de cada 10 unidades productivas están en manos de pequeños productores, pero representan apenas una quinta parte del total de las tierras agrícolas.
Por otra parte, el consumidor se preocupa cada vez más por el impacto ambiental de los productos y, las empresas también son más conscientes de la responsabilidad climática e incorporan prácticas no contaminantes en sus operaciones, produciendo alimentos sanos sin perjudicar en mayor medida al medio ambiente.
Por eso, te compartimos ocho claves sostenibles para cuidar la Tierra:
- Conecta con el planeta: La naturaleza protege, sana, alimenta y da todo lo que necesitamos para vivir y tener bienestar; cuidarla, valorarla y apreciarla es tarea de todas y todos.
- Consumo responsable: Restringe el uso de productos de un solo uso para disminuir la cantidad de residuos que generas.
- Planta un árbol: Los árboles producen oxígeno, reducen el dióxido de carbono, absorben gases contaminantes, regulan la temperatura, entre otros beneficios ambientales.
- Ahorra agua: El agua es un recurso imprescindible y escaso que debemos usar con responsabilidad. Cerrar el grifo mientras te lavas los dientes; bañarte en 3 minutos; juntar el agua de la regadera mientras te bañas; son pequeñas acciones que generan grandes cambios.
- Reutiliza todo lo que puedas: Dale segunda vida a tus objetos antes de desecharlos: ropa, juguetes, utensilios del hogar, entre otros, con el fin de ahorrar dinero y evitar el consumo excesivo.
- Ahorra energía: Desconecta los equipos electrónicos, incluyendo cargadores, cuando no los estás usando; apaga las luces y aprovecha al máximo la luz natural.
- Utiliza bicicleta: La contaminación por parte de los vehículos han provocado que la capa de ozono sea un problema muy preocupante; utiliza un medio de transporte acorde a la conciencia ambiental que debemos tener.
- Vive con menos plástico: El plástico contamina nuestras ciudades, sobre el agua pueden resistir hasta 1000 años y muchas especies marinas mueren por asfixia al ingerirlo. Evita al máximo consumir productos que provoquen deshechos plásticos.
En conclusión, es necesario afirmar que el gran desafío al que nos enfrentamos es político: es menester posicionar a la producción y al consumo como actos políticos; lo que implica un gran trabajo de articulación, vinculación y debates para construir un sujeto colectivo consciente, que ponga como prioridad el bienestar humano y ambiental a partir de prácticas y estrategias concretas que transformen estas experiencias en un modelo central de producción y consumo.
Texto: Voluntaria Ximena Olarte / Mail: xaotovar@gmail.com